¿Qué nos toca como sector educativo?
Desde el ámbito de la educación podemos alcanzar compromisos y formular un sincero acuerdo por la acción, en que todos en el país nos sintamos involucrados. Esto demanda muchos espacios de diálogo y debates con instituciones de los diversos sectores de la vida nacional.
Por otro lado nos toca a los maestros hacer un diagnóstico real de las carencias y recursos que cuenta nuestra región, para dar una respuesta educativa de acuerdo a las necesidades. Para ello es necesario organizarnos en equipos de trabajo, tanto de maestros, alumnos y padres de familias; asi mismo convocar a los ciudadanos y profesionales comprometidos con el cambio social. Para que, conociendo nuestra realidad podamos construir nuestra identidad regional y nacional.
También nos toca activar desde nuestras instituciones educativas, la realización de campañas sostenidas sobre la defensa de nuestros recursos y el uso racional de los mismos, el cuidado del medio ambiente, la defensa por la vida y por la paz. Para lograr un desarrollo equitativo, es indispensable concertar con las autoridades, tanto políticas, religiosas, civiles y militares. Partiendo de una evaluación cuantitativa y cualitativa, se tiene que plantear acciones concretas factibles de realizar, a corto, mediano y largo plazo, teniendo como imagen objetivo a una región moderna, competitiva, segura, abierta y tolerante, que satisfaga las necesidades de nuestra población, agradable para vivir, con buena calidad de vida, que respete la ecología, con autonomía suficiente y con liderazgo regional. Con una ciudad chimbotana que apunte al desarrollo moderno “Con una visión de futuro, debemos plantear un perfil a 20 años, cuando la población se haya duplicado pasando de 450 mil a un millón de habitantes aproximadamente, aumentando también del consumo de agua, alimentos, energía servicios y otras necesidades”.
Para los maestros, será necesario replantear su formación, superar las limitaciones que encuentra en sus expectativas de capacitación y de carrera profesional y, sobre todo, elevar su calidad de vida. Los materiales educativos, deben permitir al maestro pasar del rol único de depósito de información, a facilitador de procesos de aprendizaje entre sus alumnos.
Lograr la equidad, significa encontrar muchas resistencias, sobre todo en un proyecto de transformación del sistema educativo. Está, en primer término, el problema de carácter financiero, por lo difícil que resulta aplicar una reforma integral, lo recomendable sería avanzar mediante reformas parciales. Que concitan menos resistencias que cuando se quiere transformar todo el sistema.
Otro nivel de resistencia, podría provenir de los mismos docentes, por razones comprensibles, estarían más preocupados por las luchas de carácter reivindicativo que por lo profesional. Sin embargo, se reconoce que el apoyo que éstos den, a las propuestas de reforma en cuya elaboración deben participar, sería fundamental.
El poder, también se mantendrá resistente indudablemente. Un cambio de actitud de su parte, para favorecer la descentralización, propiciaría una mayor autonomía de gestión a las instituciones educativas, que resultaría indispensable. Esto favorecería para el surgimiento de propuestas educativas más renovadoras.